día mundial contra el trabajo infantil
El campo de la mesa vacía: Niñas y niños que trabajan en el sector agrícola ganadero
Por Wenceslao Moro
Hoy es un nuevo 12 de junio, Día Mundial contra el trabajo infantil, y en la Argentina como en otros países se utiliza esta fecha para destacar los esfuerzos de quienes vienen trabajando para prevenir y erradicar el trabajo infantil.
Así también, se conmemora un día más del conflicto entre las entidades agropecuarias y el gobierno nacional que ha bastos sectores sociales ya les ha llegado al hartazgo. No por el desinteres en la temática de cómo lograr una política agropecuaria con agricultores en desarrollo y crecimiento, sino por la soberbia, la hipocresía y el autoritarismo que hay en los actores sociales en pugna.
En la larga discusión de “sordos” sobre las medidas económicas en materia agropecuaria parece que el gobierno y las entidades agropecuarias también se quedaron “mudos”. En este debate, hay una serie de temas que lucen por su ausencia: el pago “a destajo”, el trabajo en “negro”, el trabajo infantil, las migraciones y el desarraigo, la expulsión de los pueblos originarios de sus tierras, el despoblacimiento, la extranjerización de la tierra, la concentración de las tierras, el desmonte, entre otros temas. Estas cuestiones sociales que nos deshumanizan debieran ser la verdadera agenda sobre la que discuta el gobierno y las entidades del agro, con la participación - ausente hasta el momento - de los sindicatos.
¿Por qué no se habla de estos temas? ¿Será que tienen algún tipo de responsabilidad? ¿Qué pasaría si nos empezamos a hacer más preguntones?
El silencio termina siendo cómplice de estos temas. Por tal motivo, parece oportuno que podamos problematizar con uno de las formas de explotación en el sector agropecuario en este 12 de Junio Día Mundial contra el trabajo infantil.
Según datos oficiales existen en la Argentina casi 2 millones de niños y niñas que trabajan. De los cuales se dice que 500 mil son los que realizan actividades agropecuarias.
En el sector agrícola, el trabajo infantil es la principal motivo de deserción escolar. El 62 % de los adolescentes que trabajan no asisten a la escuela.
Sobre un modelo histórico de explotación intensiva de la mano de obra de los trabajadores de la tierra, que data desde la misma colonización, se ha impuesto a la fuerza un sentido común que legitima, naturaliza y justifica la utilización de niños y niñas en las actividades agropecuarias. Dice el pensamiento hegemónico es “una tradición de las familias”, “pertenece a su herencia cultural”, “si no trabaja es un vago”, etc.
Llama poderosamente la atención que estos “valores culturales” se desarrollan en un contexto de pobreza extrema. Estos mitos que se construyen y reproducen en el imaginario social son creados por las clases dominantes de los sectores rurales para legitimar el status de poder dominante y evitar toda tipo de confrontación y lucha del pueblo por tener una vida digna y acceso a la tierra.
Muchas de estas “falsas verdades” se fortalecen con el miedo y uno de nuestros mayores miedos es no tener trabajo.
En el sector primario de la producción rural, es característico el empleo estacional, que implica la existencia en el año de períodos de alta demanda de trabajo y otros de escasez de empleos.
Los empleadores valiéndose de las necesidades de las familias campesinas, de las formas de pago en el campo (“destajo”) y de las dificultades que tienen los Estados provinciales para fiscalizar las condiciones laborales de los trabajadores, hacen la vista gorda de la presencia de niños y niñas en las explotaciones agropecuarias. Sin o con conciencia de los perjuicios en la salud que puede ocasionar el trabajo desempeñado.
Toda la familia campesina se moviliza para obtener mayores recursos financieros. La familia sabe que de no poder alcanzar determinados objetivos financieros dentro de la economía familiar, no va a poder “tirar” para vivir el resto de año y va a tener que migrar a las grandes ciudades a realizar changas, trabajo doméstico o cualquier otro rebusque.
Así el sistema de producción agropecuario, incorpora como uno de sus mecanismos de maximización de ganancias, las necesidades sentidas de las clases populares para abaratar los costos de producción y aprovechar las “ventajas competitivas”. De igual forma se encuentra favorecido el sector agropecuario por la desregulación del empleo generado por el mismo Estado que no fiscaliza los establecimientos agrícolas por no tener inspectores provinciales suficientes y/o no tener las condiciones adecuadas para realizar las inspecciones, o simplemente no se inspecciona porque tienen la entrada prohibida o existe la orden de no inspeccionar.
Mientras algunos siguen discutiendo el dinero que pretenden tener en sus billeteras, otros queremos discutir sobre los seres humanos que trabajan la tierra, las condiciones laborales en que las realizan, un presente justo para nuestros niños y niñas y una Reforma Agraria Integral.
Hoy la mesa de los pobres de la tierra esta vacía. No hay tierra para quienes trabajan, no hay condiciones laborales dignas, no hay escuelas y hospitales para los niños y las niñas del campo y no hay políticas agrarias de largo plazo. La “abundancia” tiene que ser distribuida entre todos y la mesa campesina volver a ser el lugar de encuentro para comer, dialogar y soñar en familia.
El trabajo genera riqueza y son los trabajadores rurales los motores del sistema productivo agropecuario.
Comentarios
Con respecto al paro agropecuario,no creo ques e trate de dos ectores en pugna, el gobierno no es un sector igual que el campo. El gobierno en uso de sus facultades legítimas impuso retenciones a las ganancias extraordinarias, y la oligarquía campesina no los quiere pagar. Que paguen y se dejen de quejar!
Respecto de los otros temas, como el trabajo infantil, ahí si que hay mucho por resolver.
Los niños deben estar en la escuela, no trabajando.
Respecto de la visión de Juan, me permito disentir. Es cierto, el gobierno no es "un sector", pero las retenciones fueron impuestas inconstitucionalmente. No existe tal "renta extraordinaria". La renta es renta y punto. Lo de oligarquía suena un poco anacrónico. Acá hay muchos trabajadores del campo, pequeños y medianos agricultores a quienes se les coarta el derecho a la propiedad. Un abrazo.