La ética del Nuevo Hombre
Pablo dice que hay que despojarse del antiguo sistema de vida para “vestir las ropas del Nuevo Hombre” (Colosenses 3:10). Así que existe un compromiso muy grande para quien quiera participar en la construcción del Hombre Nuevo: despojarse, “desvestirse” del antiguo hombre que no es otra cosa que un sistema preñado de individualismo, egoísmo y aislamiento, para vestir el atuendo del Hombre Nuevo que son las ropas de la justicia, la igualdad, la confraternidad y el amor.
El hombre viejo es el que vive alienado de su vocación esencial, esclavo de “la Ley, el pecado y la muerte”. Es “hombre viejo”, en la perspectiva paulina, porque la novedad de Cristo hace caducar el orden antiguo. Es el hombre “alienado” porque ha perdido su lugar ontológico y existencial. El pecado de Adán es una “desmesura” por la que el hombre anhela apropiarse lo divino, “ser como Dios”. Todo pecado es también un gesto de egoísmo, por cuanto el hombre se cierra e…
Pablo dice que hay que despojarse del antiguo sistema de vida para “vestir las ropas del Nuevo Hombre” (Colosenses 3:10). Así que existe un compromiso muy grande para quien quiera participar en la construcción del Hombre Nuevo: despojarse, “desvestirse” del antiguo hombre que no es otra cosa que un sistema preñado de individualismo, egoísmo y aislamiento, para vestir el atuendo del Hombre Nuevo que son las ropas de la justicia, la igualdad, la confraternidad y el amor.
El hombre viejo es el que vive alienado de su vocación esencial, esclavo de “la Ley, el pecado y la muerte”. Es “hombre viejo”, en la perspectiva paulina, porque la novedad de Cristo hace caducar el orden antiguo. Es el hombre “alienado” porque ha perdido su lugar ontológico y existencial. El pecado de Adán es una “desmesura” por la que el hombre anhela apropiarse lo divino, “ser como Dios”. Todo pecado es también un gesto de egoísmo, por cuanto el hombre se cierra e…