piedra sola
En la montaña toda fuerza definida se convierte en ejemplo. A la vera del camino hay una piedra enorme, mostrando a los vientos la grandeza de su soledad. Quién sabe qué tempestades desataron los genios de la montaña para arrancar ese pedazo de cumbre y hacerlo rodar hasta el valle. Y esa piedra conserva en el llano la misma solemnidad de cuando era cumbre, de cuando ofrecía su atalaya de granito a los cóndores. PIEDRA SOLA supo de cielos claros, de soles ardientes y de lunas vagabundas, de nieves implacables, de vientos libres, de alas potentes y de vertientes misteriorsas. PIEDRA SOLA no cayó para ser olvidada. Tal véz comenzara ahí, en el valle, su verdadera misión, su verdadero destino, a la par de los cardones, protegiendo a los arrieros con su sombra. Para el viajero que pase y la mire con ojos de turista, PIEDRA SOLA es un peñasco enorme, parado junto al camino, y que no tiene ninguna significación. No servirán los ojos para mirar hacia arriba y descubrir el hueco