yo no discrimino a la mujer, pero que se calle, le pregunte a su marido y vaya a lavar los platos
En aquella histórica plaza donde se reunieron todos los ciudadanos de Buenos Aires para imponer el “primer gobierno patrio” ¿Cuántas mujeres había? Probablemente ninguna, era lógico que la mujer no participe de la vida política de su tiempo. Ni la mujer, ni los esclavos, ni las clases bajas podían hacerlo; solo los hombres “destacados” y la mujer era del montón. Si una mujer participó con mucha destreza en la batalla de la independencia, fue porque la Pacha Mama, que así le decían a Juana Azurduy, vivía en un contexto cultural indígena donde la mujer era mas respetada que en esta cultura cristiana. Las cosas fueron cambiando, pero en todas las épocas se creyó como algo natural cada ley que discriminaba. Se podía escuchar a las mismas damas de la sociedad diciendo: ¿Qué las mujeres voten? ¡Donde iremos a parar! Pero la mujer llegó al voto a pesar de que se la discriminara durante tantos años. Me imagino a los evangélicos de esa época defensores del status cuo buscando versículos que