un poco de humor
Historias de mamados 1
Centro Tradicionalista
Era un nueve de julio, cumpleaños de la patria (en aquellos días se celebraba el cumpleaños de la patria el 9 de julio, no como ahora que se prepara el bicentenario para el 25 de mayo). El centro tradicionalista estaba colmado de gente vestida a la usanza criolla: ponchos, boinas, alpargatas y trenzas.
La fiesta era completa: música, jineteada, sortijas, tabas, baile y por supuesto ¡pulpería!
El hombre en cuestión era algo raro, al menos desentonaba. Entró de traje azul, corbata y un maletín en la mano. Tal vez venía de un compromiso laboral. La cosa que en cuanto entró encaró para la pulpería, pidió un agua ardiente y se acodó. Después vino otra, otra y vaya a saber usted cuantas otras.
El asunto que el cansancio, el calor y la ginebra no son buenos amigos y cuando el hombre quiso sacar el codo del mostrador se dio cuenta que había tomado bastante mas de la cuenta.
Tal vez no estaba acostumbrado. Quiso fingir sobriedad y el gaucho trajeado dio un paso, dos, tambaleó. Se tropezó con sus propios pies y... ¡Zas! De jeta al piso.
Los cuatro médicos de impecable blanco tuvieron que abrirse paso entre la paisanada curiosa, las chinas preocupadas y algún gaucho que se reía sabiéndolo "mamado". Pusieron la camilla, lo alzaron, no le hicieron respiración boca a boca para no embriagarse y cuando ya estaban a punto de levantarlo para subirlo a la ambulancia el borracho despertó.
Entre que estaba "remamadaso" y que vio los cuatro médicos de puntilloso blanco rodeándolo, la mente le jugó una mala pasada y preocupado el hombre preguntó: "¿ya me morí?
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