San Martín. Ideología, organización y voluntad de ser libres.
Por Daniel Ezcurra.

Tan solo doce años le bastaron a José de San Martín, para transformarse en el símbolo más alto de la emancipación americana en tierras del Plata. Doce años donde lo que estaba en juego era el derecho a la existencia misma como pueblo. Dos años menos de los que durara la guerra abierta contra el poderío español, iniciada en 1810 con el movimiento revolucionario juntista que recorrerá el continente y culminada en la planicie de Ayacucho en 1824.El teniente coronel San Martín como militar y como tipo humano será forjado en la fragua de la sociedad española. Su llegada en 1812 a estas tierras, como la de otros tantos criollos en el resto de América, será un capítulo más de la confrontación que agitaba a Europa entre los principios de libertad, igualdad y fraternidad del liberalismo democrático y el oscurantismo monárquico.Esta opción ideológica lo lleva a continuar en tierra americana, la lucha que parecía derrotada en España con la ocupación francesa y la caída de la Junta Central de Sevilla, portadora de la cimiente democrática y popular. Ideología frente a la imagen del hombre más allá de las pasiones políticas que nos presenta la historia oficial.San Martín ocupa su puesto en el amplio frente de la emancipación pero no desde cualquier lugar, sino desde una organización política (la logia) que darán fortaleza y proyección a su accionar. Ideología y organización lo llevarán a desobedecer al gobierno de la burguesía comercial porteña cuando este privilegie esos cortos intereses por sobre los de la nación alzada contra el despotismo colonialista.En Cuyo, construirá el instrumento de la liberación (el Ejército de los Andes) a partir del Estado, planificando la utilización de los recursos propios, movilizando y apelando a la participación protagónica de las mayorías, sin olvidar que mientras una porción de territorio americano estuviese bajo el yugo del opresor la libertad del conjunto no estaría asegurada. Pueblo en armas y unidad latinoamericana serán el aliento de su campaña americana.Como tantos otros patriotas, una vez derrotado el poder español, San Martín sufrirá las consecuencias de la mezquindad de una clase dominante que se desinteresará de la integración regional para privilegiar los lazos de la dependencia económica como socia menor de la potencia de turno. Esos sectores que lo hostilizaron, lo llevaron al exilio y lo transformarán en mármol. «Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria» dirá de éllos.Pero aquel criollo español liberal, democrático y hombre “del partido Americano” como se caracterizaba a si mismo, seguirá marcando la senda del proyecto que cada generación debe hacer propio en las circunstancias que le son dadas: SEAMOS LIBRES LO DEMÁS NO IMPORTA. *Coordinador de las Cátedras Bolivarianas Univ. Popular Madres Plaza de Mayo. Director del ISEPCI.

extraído de Boletín Patria Grande

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