¿Qué es un prejuicio?
Los judíos son todos tacaños. Los comunistas ateos. Los católicos idólatras. Los Gitanos ladrones. Los villeros ladinos. Los piqueteros vagos. Los inmigrantes latinoamericanos nos quitan trabajo... ... Si tuviéramos que mencionar todos los prejuicios que a lo largo de la historia nos invadieron a los argentinos, podríamos decir como Lucas: “no alcanzarían todos los papeles del mundo”. Pero; ¿Qué es un prejuicio? La palabra lo dice: un juicio previo al análisis objetivo. Tiene, sin duda un origen natural: es más fácil para los hombres tratar con estereotipos que con individuos. Es más fácil decir “todos los judíos” que tratar con cada judío como si fuera la primera vez que viera uno. El análisis totalizador (Todos los... son así) aunque tenga rasgos de verdad, no deja de ser prejuicio. Pero también tiene sus principios psicológicos relacionados, sin duda, con las experiencias personales, sociales y políticas como así también causas pedagógicas. a) Causas psicológicas: el narcisista, por ejemplo, (hombre que se rasca para adentro) tiene la necesidad de excluir al diferente como forma de afirmar su ego. b) Causas sociales: los países cuya inmigración es superior a la capacidad de absorción cultural. c) Causas políticas: el prejuicio racial es una actitud social propagada entre la gente por una clase explotadora, a fin de estigmatizar a algún grupo como inferior, de modo que tanto la explotación del grupo como la de sus recursos pueden justificarse (12) d) Causas pedagógicas: relacionadas con la educación y el aprendizaje familiar y del grupo social.
Endogrupos y exogrupos
¿A qué llaman los sociólogos endogrupos? Pues para definirlo sencillamente podríamos decir que a todo grupo humano donde decir nosotros tenga el mismo significado: Nosotros los argentinos Nosotros los evangélicos Nosotros los occidentales Nosotros los hombres... Cuando ese nosotros tiene un significado esencialmente idéntico, estamos en presencia de un endogrupo. Cada individuo tiende a ver en su endogrupo las pautas necesarias para su seguridad y la de sus hijos, que por lógica, pertenecen a su grupo en el cual encuentran los códigos necesarios para satisfacer sus propias necesidades. ¿Es malo tener un grupo de pertenencia y referencia? Por supuesto que no, lo malo es cuando ese grupo es excluyente: “En este foro de debate cristiano (me dijeron hace unos días atrás) no pueden opinar católicos”... Esta frase aparentemente estéril de un moderador de un foro evangélico se me ocurre relacionarla con el pensamiento maquiavélico que aconseja la “fabricación” de un enemigo en común con el fin de consolidar la unidad del grupo (algo parecido a lo que hizo Hittler o hace Bush) También Sartre dice que “Para que un grupo se constituya hace falta un enemigo afuera y un sospechoso adentro”. El enemigo exterior abroquela al grupo en torno a la propia integridad amenazada. El sospechoso interno es vivido como un espía, alguien que mantiene algún tipo de nexo con el enemigo y que comparte con él el objetivo de destruir al grupo. (13)
Lealtades concéntricas
Pero ¿debe todo grupo para existir crear un exogrupo como enemigo en común? Por supuesto que no. Ningún grupo necesita excluir al otro con el afán de autoafirmarse, Muy por el contrario, podemos entender nuestro endogrupo como perteneciente a otro mayor en el sentido concéntrico. Hace pocas décadas atrás la definición de argentino era: católico, blanco, conservador... excluyendo a los negros, evangélicos y socialistas (por ejemplo) En la época de la dictadura infame, todo “diferente” era visto como sospechoso y hasta enemigo. Hoy, podemos comprender que las minorías son parte de un todo que es el ser nacional. No hay razón lógica para que los grupos (étnicos, culturales, etc.) se excluyan. Ningún nosotros en este mundo puede excluir al vosotros.
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