MERITOCRACIA

 Todo debate se vuelve estéril si no comprendemos el carácter invertido del mundo. Entender esto debe ser el punto de partida de toda discusión si no queremos que esta se vuelva inútil.

En un mundo de definiciones invertidas, hay que prestar mucha atención a los debates públicos que se dan a diario en las redes sociales y los medios masivos y son llevados al cotidiano planteados como preguntas fuera de su eje. Como ejemplos podemos ver el tema del aborto o la justicia donde la preguntas mal hechas nos llevan a plantearnos temas fuera de su centro: ¿a favor o en contra del aborto?.... La problemática está mal planteada y podemos pelearnos siglos en busca de respuestas a preguntas que nadie se hizo.  nadie en su sano juicio está a favor del aborto, el debate debería estar planteado sobe “penalizar o despenalizar el aborto”, el porqué, el cómo y el cuando. Los presupuestos, la gratuidad, etc. Pero si el planteamiento es ¿Estás a favor del aborto? Te van a tener discutiendo para no encontrar respuesta. La sociedad se divide y el poder logró su cometido.

¿Debe hacerse una reforma judicial? Plantearse esta pregunta sacando del eje el “para qué”, también es un camino hacia la nada.

Es necesario pues redefinir y leer entre lineas hasta lo que parece mas obvio. Esta inversión que se ha hecho al sentido de las palabras no es algo trivial ni inocente. Una discusión con las palabras cuyo sentido desconocemos nos lleva a la inacción o la aceptación de definiciones equivocadas e impuestas por los generadores de consenso. En 1949 Orwell escribe una novela futurista que se llama "1984" donde relata la vida en tres imperios que luchan eternamente por el poder. Para conseguir dominar al pueblo, cada uno de estas fuerzas, creó lo que se dio en llamar: la "neolengua", un lenguaje que mediante la inversión de sentido y la quita de imágenes mentales, busca despojar de significado al discurso, a tal punto que ya nadie, ni el propio Estado puede entender el mensaje que está queriendo dar. "¿No se dan cuenta de que el objetivo de la •neolengua• es estrechar la amplitud del pensamiento? A la postre el delito de pensar será literalmente imposible, porque no habrá palabras para expresarlo. Cada año... el grado de conciencia se vuelve un poco menor..." (Ob Cit)

Se supone que la libertad de pensamiento es una de las virtudes de la democracia, no obstante, sabemos que los dueños del poder, aquellos inventores de la "neolengua", necesitan generar consenso, controlar el pensamiento para seguir haciendo de la democracia "el gobierno de los grupos económicos".

Así se inventan nuevas realidades para hacernos creer lo que debemos creer para el mejor funcionamiento del sistema. Al pueblo alemán, hubo que hacerle creer en un tiempo que la culpa era de los judíos. Los norteamericanos, con su tradición democrática, no podrían tolerar la invasión a un país con fines netamente comerciales y colonialistas, por eso la propaganda buscó hacerles creer que su ejército iba a Irak a "luchar por la democracia". Menem trató de que los argentinos crean que la desocupación creciente de Argentina, producto de sus malas políticas económicas, era en realidad culpa de los extranjeros residentes.

De acuerdo a esta visión, la democracia es el gobierno de una elite y la propaganda está para fabricar el consenso necesario para que el dominio de aquellos pueda seguir sobre una manada de crédulos. La propaganda ayuda a que, al decir de Rosseau "todos corran a colocarse las cadenas que le aseguran la libertad".

En otras palabras: el mundo que vemos es irreal, un holograma. Quien quiera ver el verdadero mundo debe mirar por detrás de esa cortina de humo que los medios de comunicación, guiados por los medios económicos de poder han creado.

Cuenta el cuento que el mago de Oz, se ocultaba tras una gran cortina para no dejar ver a sus visitantes que en realidad él era un hombre pequeño e insignificante. Creo que la tarea que tenemos hoy, es ver detrás de aquella cortina para conocer no sólo al verdadero opresor sino al verdadero oprimido, ver más allá del holograma que proyectan los medios de comunicación, hacia el verdadero mundo y advertir la realidad, único medio de libertad.

Hace tiempo se nos ha planteado el tema de la meritocracia. La derecha neoliberal plantea la necesidad de arribar a los logros por medio de los méritos, mientras sectores del campo popular se opone a la mal llamada meritocracia. Este es otro debate fuera de eje, el tema no es meritocracia si o meritocracia no. ¿Quién en su sano juicio no va a estar a favor de que todo logro sea derivado del propio esfuerzo?, tal vez algún diputado que llegó por portación de apellido ¿Quién mas?. El debate no es “meritocracia si o no” porque la definición está invertida. Los que se definen como meritócratas, en realidad la niegan, y eso es necesario sacarlo a la luz. ¿Se oponen los meritócratas a la ley de la herencia? ¡Que raro! ¿No? ¿Plantea este grupo de personas la educación publica y gratuita para todas las clases sociales? Mientras tanto, los que esgrimen el discurso antimeritocrata desde sectores del poder se atienden en las clinicas mas caras del país, algo dudoso ¿No?

Cuando los conservadores proponen la meritocracia, los hombres de bien deberían aceptar el desafío con gusto. ¡Queremos que todos obtengan lo que tienen mediante sus esfuerzos!. Claro que para eso debemos plantear la misma línea de largada: que todo argentino nazca en una casa digna, con agua potable, con acceso a la mejor salud, la misma que el hijo del hombre mas rico. Acceso a la misma educación para todos los niños, sin importar clase social o económica. Acceso a un sueldo que supere el límite de pobreza.... en fin; si todos estamos en la misma línea de largada, yo soy meritócrata. Claro que allí, el poder va a comenzar a criticar la meritocracia porque ya no les conviene.

Por supuesto que decir “todos en la misma línea de largada” tiene sus excepciones. Aquellos con menos posibilidades tienen que estar mas adelante para que haya igualdad. En una maratón salen primeros los que tienen alguna discapacidad motora, los que corren empujando una silla de rueda y por último los que tienen plena capacidad y experiencia. Entonces, pongamos adelante a los discapacitados, a los discriminados, a los que han sido golpeados por un sistema desigual y sólo allí estaremos todos en la misma línea de largada.