La crisis y la deuda pública
Por Frei Betto
(del economista de cuba)
Desde el año 2008, en que estalló la crisis del capitalismo, los gobiernos afectados hacen de tripas corazón para salvar, no a la población amenazada por el desempleo (ya son 25 millones de desempleados en Europa) sino al sistema financiero.
Democracia es hoy una mera expresión retórica. Lo que tenemos de hecho es una dinerocracia.
Según el FED (Banco Central de los EE.UU.), el gobierno del Tío Sam canalizó a los bancos privados, como boyas de salvación, US$ 160 mil millones. Como la lista es larga señalo aquí el regalo de Papá Noel para los tres principales beneficiarios en los EE.UU.: Citigroup, 25 mil millones; Morgan Stanley, 20 mil millones; Merrill Lynch, 19.5 mil millones.
En el Brasil ya está llamando a la puerta la crisis. Donde más se está notando es en la deuda pública. En el 2011, intereses y amortizaciones de la deuda consumieron el 45.05% del presupuesto del país, o sea US$ 448.000 millones. ¿Se imagina usted lo que se podría hacer con tamaña cantidad?
Daría para organizar ¡28 Copas del Mundo de fútbol! En el campeonato del 2014 está previsto invertir 12.500 millones. Para hacerse una idea del dinosaurio que alimentamos fijémonos en que ese mismo año 2011 se invirtió en Salud el 4.07% y en Educación el 2.99%.
Si esos datos le impresionan, vea los más actuales: de enero a febrero de este año la deuda pública subió otros US$ 13 mil millones, alcanzando ahora ¡US$ 97.5 mil millones! Y la previsión es que alcanzará la cifra de 112 mil millones a fines del año. Eso significa más de US$ 11.6 mil millones más respecto a la suma de la deuda en el 2012. Los datos son del Plan Anual de Financiamiento del Tesoro Nacional, divulgados en marzo.
Usted, y yo, y todos nosotros pagamos la deuda pública al recibir nuestro salario y al consumir. Y pagamos o padecemos al NO RECIBIR mejores servicios públicos: salud, educación, seguridad, transporte, cultura, etc.
El gobierno no da a conocer la cantidad de los intereses nominales de la deuda pública efectivamente pagados. Ni la CPI de la Deuda, expuesta en el 2010 en la Cámara de los Diputados, rompió ese secreto. De ahí la importancia de una Auditoría Ciudadana de la deuda pública. Objetivo que debiera constar en la agenda de los partidos progresistas, sindicatos, movimientos sociales y ONGs que apoyan a la ciudadanía.
Las señales de que la marea brasileña puede acabar en un tsunami están a la vista: privatización de las vasijas del pre-sal, aeropuertos y hospitales universitarios; menos recursos para los programas sociales; subastas de autovías; inflación en alza, etc.
El modelo desarrollista está agotado. Su resultado ha sido nefasto: el 1% de los habitantes del planeta concentra en sus manos la riqueza equivalente a la del 57% de la población mundial.
¿Y quién puede articular alternativas viables? ¿Será la izquierda con los pies en la base popular y la cabeza en la formulación de estrategias a largo plazo?
"En aquel tiempo nosotros hicimos historia; ahora ustedes hacen política", dice el personaje Rubashov en la novela El cero y el infinito, de Arthur Koestler.
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