CRISTOÍNA
Dice la homeopatía que no existen
enfermedades sino enfermos. Creo que no hay nada más cierto que esto. He visto
muchos dependientes de las drogas que tienen no sólo síntomas físicos sino,
como todos sabemos sociales: falta de deseos, ostracismo, muchos abandonan el
trabajo y se dedican exclusivamente al vicio. Piensan en droga, todo lo que
hacen es para y por la droga.
Pero más allá de la dependencia
química, existe una dependencia espiritual. Parafraseando a la homeopatía: no
existen adicciones sino adictos. He visto una droga que no genera dependencia
química, sin embargo produce los mismos síntomas: el fanatismo religioso. Aquel
que se droga con cristoína tiene muchos parecidos al adicto de otras drogas. Conozco
cristianos que perdieron todo deseo de estar en este mundo de maldad. Perdieron
todo deseo de mejorar o progresar porque este mundo es del diablo. No quieren
trabajar porque les quita tiempo para el Señor y el único deseo que los acoge es
el de estar todo el tiempo en la iglesia saltando, bailando y entrando en
trances divinos.
Fromm decía que el fanatismo es lo
más cercano a la esquizofrenia que había visto. El fanatismo fundamentalista es
una droga poderosa que lleva a la locura. El fundamentalismo es un alucinógeno
que te hace ver distorsionado pensando que el diablo está en todos los que no
piensan igual (o sea todos) y te hace ver al diablo en la cultura y costumbres
arraigadas desde tu infancia. Sólo “la iglesia” (la de él, no otra) es de Dios…
y no siempre.
Esa gente necesita conversión,
necesita encontrar al Dios de amor que está presente en todo tiempo y lugar de
este mundo, en toda cultura y práctica social, sólo hace falta verlo con ojos
desintoxicados. Hay que predicarles el evangelio, el Dios de amor y libertad.
Que el Señor que es Amor los ayude a
salir de esta adicción alucinógena que se llama cristoína.
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Qué interesante nota!