CEGLA
los hermanos Cristianos Evangélicos Gay y Lesbianas me enviaron un artículo digno de ser publicado para su consideración. Ahí va:
La Biblia Frente a la homosexualidad
¿Entonces porqué una
amplia mayoría de los cristianos rechaza
las relaciones entre personas del mismo sexo sobre la base de que las mismas
son condenadas por la Biblia?
GUIA BREVE SOBRE
HOMOSEXUALIDAD
PARTE 1
Términos y
Definiciones Básicas
¿Que es la Orientación Sexual ?
Es la atracción emocional, romántica, sexual o
afectiva que un individuo experimenta hacia otra persona. Cuando esa atracción se inclina hacia personas
del mismo sexo, se denomina homosexual.
La orientación sexual no debe confundirse con otros aspectos de la
sexualidad humana tales como el sexo biológico (varón, mujer) o la
identidad de género (la identidad
psicológica que la persona tiene con su sexo biológico masculino o femenino).
¿Que factores determinan la orientación homosexual?
Estudios científicos coinciden en que la orientación homosexual es el
resultado de una compleja interacción de factores ambientales, cognitivos y
biológicos. Hoy sabemos que la
orientación sexual se establece a partir de una temprana edad. Existe una creciente evidencia en cuanto a
factores innatos genéticos, químicos y hormonales que juegan un papel
importante en la sexualidad de las personas.
¿Podemos elegir
nuestra orientación sexual?
Los seres humanos no pueden elegir su
orientación sexual. La orientación
sexual emerge a partir de la temprana
adolescencia sin que haya habido necesariamente ninguna experiencia sexual
previa. El joven simplemente descubre cual es el objeto de su atracción
emocional, romántica y sexual sin que medie su voluntad de elección. Algunas personas suelen hablar de la
homosexualidad utilizando expresiones
tales como “opción sexual” o “elección
sexual” lo cual se presta a confusión ya
que como dijimos la orientación sexual no es ni una opción ni una
elección.
¿La homosexualidad es una enfermedad o un problema emocional?.
Tanto psicólogos como numerosas
organizaciones de la salud mental coinciden en que la homosexualidad
no es una enfermedad o desorden mental
ni un problema emocional. Alrededor de
un siglo de investigación científica ha demostrado que la homosexualidad no esta asociada con
ninguna clase de desorden mental, emocional ni
problema social.
En el año 1973 la Asociación
Psiquiátrica Americana (APA) retiró la homosexualidad de su
lista oficial de desórdenes mentales y emocionales. Posteriormente le siguieron otras organizaciones científicas
médicas como la Asociación de Psicólogos Americanos y la Organización Mundial de la
Salud.
¿Se puede cambiar la Orientación Sexual ?
Aunque la mayoría de las personas homosexuales
están contentas con su sexualidad,
algunos pueden querer cambiar su orientación sexual como resultado de las presiones sociales, familiares o
religiosas a las que están expuestos en su diario vivir. Sin embargo como la
orientación sexual no es una enfermedad tampoco requiere tratamiento
ni puede ser modificada por más empeño
que se ponga.
¿Y qué de las
denominadas terapias religiosas “de conversión”[1] que prometen a gays y lesbianas
dejar de ser homosexuales?.
Si bien se escuchan algunos testimonios de
personas que supuestamente han sido “cambiadas”, un estudio pormenorizado de
cada uno de esos casos pone en
duda la validez de los
mismos. Prácticamente todos provienen de
organizaciones que sustentan una perspectiva ideológica que condena la
homosexualidad y sus reclamos son
pobremente documentados sin seguimientos de los resultados y sin utilizar métodos de validación
científica. Se trata de personas que por un tiempo han logrado reprimir sus
sentimientos homosexuales adoptando
la conducta exterior de una
persona heterosexual. Sin embargo la realidad pone de manifiesto que la atracción emocional y sexual
de estas personas permanece inalterada.
La APA está muy preocupada por tales terapias,
particularmente por el daño potencial que producen en los pacientes, pues
aquellos/as que se acercan en busca de ayuda para cambiar, terminan frustrados
y desesperanzados y sin animarse a confesarlo a sus terapeutas que suelen
culpar al paciente por una supuesta falta de fe y empeño en cambiar.
¿Es cierto que las
personas homosexuales son promiscuas?
La promiscuidad
tiene que ver con ciertos aspectos de la conducta humana pero no
tiene relación directa con la orientación sexual. Muchos homosexuales que se sienten obligados a
ocultar su sexualidad suelen terminar llevando estilos de vida que
fomentan conductas promiscuas y
autodestructivas. Es cierto además que ningún grupo marginado, estigmatizado y
menospreciado raramente puede sostener un elevado nivel de conducta moral. Sin
embardo la experiencia nos muestra que existen numerosas personas homosexuales
que llevan vidas muy sanas, muchas de ellas formando parejas estables, duraderas y comprometidas.
PARTE 2
¿Realmente la Biblia
condena la homosexualidad?
Las escrituras no pueden condenar algo que
desconocen. Los conceptos de homosexualidad y de orientación
sexual surgieron hace apenas un siglo y su apropiada comprensión ha llevado bastante
tiempo.
Lo que la Biblia desaprueba son ciertas
“conductas” sexuales entre varones características de la época en que los
textos fueron escritos, las cuales
tienen como denominador común actos de abuso, violencia, explotación, comercio
sexual y opresión a menudo mezclados con la idolatría.
Aun así éste no es un tema de mayor interés para las Escrituras: solamente
encontramos dos versículos en el libro
de Levítico y tres en el Nuevo
Testamento y en ningún caso se lo aborda
o se lo explica en forma exhautiva como tópico de discusión.
¿Que es entonces lo que se condena en Levítico 18:22 y 20:13?
Estos versículos son los únicos mandamientos de todo el Antiguo
Testamento que desaprueban conductas sexuales entre varones libres
israelitas. Muchos estudiosos coinciden
en afirmar que sólo contemplan la penetración sexual de un varón hacia otro que
con frecuencia se daba en contextos de
cultos idolátricos paganos sin incluir otras
expresiones de erotismo ni de amor homosexual. No es extraño que ambos textos hablen de
acostarse con un varón “como con una mujer” pues lo inaceptable para las antiguas estructuras
patriarcales era la feminización del varón que según los dictámenes de la
cultura se rebajaba a “actuar” como una mujer cuya
jerarquía social era inferior a la del varón.
Para ellos eso era denigrante, humillante y obviamente reprensible. Estos actos sexuales formaban parte de una larga lista de prescripciones que prohibían costumbres
que la Ley de Moisés consideraba “impuras” y “abominables”, tales como comer ciertos alimentos o tocar a la mujer
que está en período de menstruación[2]. Desde un comienzo los cristianos rechazaron las prescripciones de la Ley del
Levítico junto con sus correspondientes reglas de pureza e impureza[3].
Por lo tanto no corresponde que los cristianos se rijan por los preceptos
de la Ley Hebrea.
¿Porqué entonces destruyó
Dios las ciudades de Sodoma y Gomorra?
En ninguna parte de la Biblia se dice que Dios tan
cruelmente castigó a estas ciudades por causa de la homosexualidad de sus habitantes. Cada vez que las Escrituras hablan del tema jamás
mencionan razones relacionadas con el sexo sino razones que tienen que ver con la codicia, la gula, el
ocio, la injusticia y la inhospitalidad de ese pueblo[4]. La interpretación homofóbica del relato de
Sodoma nació con el cristianismo posterior a los apóstoles y se fue consolidando a partir del siglo V con
la obra de San Juan Crisótomo que hizo de las relaciones entre personas del mismo sexo el único
pecado de Sodoma.
Los varones de Sodoma manifestaron su falta de hospitalidad y rechazo a la
presencia de los visitantes recibidos por Lot de manera violenta humillando su masculinidad, una costumbre común en las
guerras y otros contextos hostiles de la antigüedad. Es decir, el punto de la historia no es el amor entre
personas del mismo sexo sino el abuso en su peor y más aberrante expresión.
¿Y que respecto de los
pasajes del Antiguo Testamento que dicen
que no habrá rameras ni sodomitas en Israel?
(en
referencia a Deuteronomio 23.17, 1 Reyes 14:24, 15:12, 22:46 y 2 Reyes 23:7).
Estos pasajes hacen referencia a los prostitutos y prostitutas que ejercían su actividad
en los sitios de culto paganos conocidos como “Lugares Altos”. Para traer mayor
claridad bastará tan sólo consultar
algunas versiones bíblicas fidedignas[5].
Los traductores de la versión Reina
Valera han cometido un grave error al colocar allí el
término sodomita que
no sólo está ausente en los manuscritos más antiguos sino que recién fue
acuñado por primera vez como sinónimo de
varón que mantiene relaciones homosexuales en los tiempos de la Edad Media.
Yendo al Nuevo
Testamento, ¿Cómo se explica Romanos 1:26-27?
Para comenzar es fundamental la lectura de
estos versículos en el contexto de los dos primeros capítulos
de la carta a los Romanos -si no de la epístola entera. En concreto, las
conductas sexuales a las que Pablo se estaría refiriendo en el capítulo 1
son el abuso sexual de los ciudadanos libres sobre los esclavos y esclavas, la prostitución,
la idolatría y la pederastia, todas ellas costumbres características del mundo grecorromano de su
época. Romanos 1:26 y 27 no habla de
deseos “desorientados” sino de deseos “desmesurados” descriptos con palabras
tales como lujuria, codicia, pasiones, lascivia y deshonra social[6]. La referencia a la “naturaleza” no responde a
la concepción estoica de ese término sino al mismo sentido que Pablo emplea en otros pasajes como en 1
Corintios 11.14 donde naturaleza se refiere a la costumbre
asociada con las convenciones sociales
de género que deberían ser respetadas. En tanto, cuando el apóstol habla de
varones que abandonaron el uso de la
mujer no parece estar hablando de aquellos varones que hoy llamamos homosexuales ya que éstos nunca
habrían tenido sexo con mujeres.
¿Y que decimos
respecto de 1Corintios 6:9 y 1 Timoteo 1:10?
En estos dos textos Pablo menciona conductas de
tal gravedad que quienes incurren en ellas quedarían excluidos de la familia de
la fe. En principio parece extraño
e injusto que estas pudieran referirse a varones buenos y amorosos
por el solo hecho de tener una relación afectiva y sexual con alguien de
su mismo sexo.
Las palabras que el apóstol utiliza allí (en griego malakoi y arsenokoitai) son raras, ambiguas y difíciles de traducir
con exactitud. Pero una cosa es cierta: no se refieren a las personas del mismo
sexo que establecen entre sí relaciones
de amor y compromiso.
En las últimas décadas estos términos han sido
sometidos a un profundo escrutinio buscando hallar su real significado en la literatura
extra-bíblica. Hoy estamos seguros que hacían
referencia a personas inescrupulosas que abusaban y comerciaban con el sexo.
¿En base a todo esto
podemos sacar alguna conclusión?
La conclusión sería bastante simple: No existe
fundamento bíblico serio para rechazar y condenar las relaciones responsables
entre personas adultas del mismo sexo. En varias oportunidades la Biblia afirma y aún exalta las relaciones que se basan en el amor y el mutuo
respeto. No existe razón objetiva alguna para suponer que Dios las desaprueba cuando se trata de
personas del mismo sexo.
La homofobia, es decir el rechazo hacia las
conductas homosexuales tiene una larga historia. Aún aquellas culturas que tuvieron una
posición afirmativa o neutra respecto de las relaciones entre personas del
mismo sexo (como la griega o la romana, entre otras) experimentaron también formas
incipientes de homofobia.
Las
conductas homosexuales –nunca prohibidas- eran solamente aceptables mientras fuesen varoniles y activas. El afeminamiento, ya sea en los
modales o en la forma de presentarse,
fue siempre ridiculizado, despreciado y
discriminado. Mientras que la función
del varón era dominar, los antiguos pensaban que el afeminamiento corrompía esa dominación y
ponía en peligro la
masculinidad. Todo
esto no fue ajeno al movimiento
cristiano de los primeros siglos. Pero
más aún –y para peor- en materia sexual
este movimiento se nutrió abundantemente de algunas filosofías ajenas a la raíz
hebrea tales como el platonismo y el
estoicismo que sostenían que las únicas
relaciones sexuales aceptables eran aquellas cuya finalidad es la procreación y
donde el placer no sólo era visto como inconveniente sino también como peligroso.
Y así se fueron sucediendo muchos siglos de oscurantismo cristiano en
torno al sexo y a las relaciones
sexuales que fomentaron numerosos prejuicios que perduran hasta nuestros días, prejuicios que
se alimentan de la desinformación.
La ignorancia
y los prejuicios produjeron la idea de
que ciertos textos de la Biblia no sólo condenan algunas conductas heterosexuales sino que además
incluyen toda clase de relaciones entre
personas del mismo sexo sin darse lugar a
un re-examen reflexivo de las Sagradas Escrituras. Muchos creyentes ni siquiera se lo permiten,
pues dan por sentado que lo que lo que se interpreta sobre esos textos es incuestionable.
Quienes
logran despojarse del peso de los
prejuicios abriéndose al estudio y a la reflexión, pueden comprobar que el mayor desafío para los cristianos en el día de
hoy no consiste en como compatibilizar la homosexualidad con ciertos pasajes de
la Biblia que parecieran condenarla sino mas bien en como reconciliar el
rechazo, los prejuicios y la crueldad de la iglesia hacia los gays y lesbianas
con el amor incondicional de nuestro Señor Jesucristo. Esa es la esencia del
Evangelio.
[1] Algunos círculos
cristianos evangélicos erróneamente definen la homosexualidad en función de
la “conducta” o “comportamiento” sexual
entre personas del mismo sexo y no en base a la orientación sexual. Tal argumento les resulta útil para predicar
que se puede “salir” de la homosexualidad por lo que dejar de ser homosexual simplemente consistiría en dejar de tener relaciones
homosexuales. Eso por supuesto no significa que la persona se haya convertido en
heterosexual, sino que por el contrario, aquellos que dicen haber “salido” de
la homosexualidad tienen que seguir luchando permanentemente contra sus
atracciones homosexuales, lo que hace que sus
vidas se tornen sumamente
infelices estando obligados a “actuar”
constantemente como si su orientación fuese heterosexual.
[2] Algunos ejemplos: Lv
11:10-11;19:27;19:19;21:7;24:16;25:44 àResumen: “No practiquéis ninguna de las conductas abominables que se practicaban antes de
vosotros, ni os hagáis impuros con
ellas” (18:30 BJ)
[3] Desde un principio como
inaplicable debido el cumplimiento de la Ley en Cristo (à Ga 2:15-16; Ga 3:23:26;
Ro 7:4-6; Ro 10:4; He 8:13)
[6] De hecho en la antigüedad se creía que las conductas homosexuales eran el resultado de un exceso
incontrolable de lujuria y pasión.
Comentarios
Ojalá sirva para abrir algunas mentes cerradas!!