Derribando muros de enemistad III

El derrumbe religioso
El templo de Herodes tenía una triple división en su atrio: para los sacerdotes, más alejados los hombres laicos y más aun las mujeres[i]. Los extranjeros podían mirar el templo desde un atrio externo que estaba rodeado por una pared de un metro y medio de espesor en el cual a intervalos periódicos se podía leer la frase que recordaba gentilmente a todo extranjero que se atreviera a saltar el muro que “tendrá que culparse de su propia muerte”.
Es muy probable que Pablo hubiese usado esta pared como símbolo cuando habla de destruir “los muros de enemistad entre los pueblos”.
No hay muro que divida a las naciones. No hay judío ni griego. No hay extranjeros en la visión cristiana. Las fronteras se derrumban junto a los muros de enemistad que divide a los pueblos.
Decir como literalmente dice la Biblia: No hay judío ni griego, equivale a decir “no hay santo ni profano”. Si Dios existe, todo le pertenece.
La palabra profano, viene del latín: pro = delante (en el sentido de “afuera”) y fanum = templo. Afuera del templo, afuera de lo sagrado. Sin embargo, dividir al mundo en dos dando un lugar a Dios y otro al demonio, no está encuadrado en el pensamiento de los escritores bíblicos. Todo lo bueno es de Dios, aunque no pertenezca al círculo de la iglesia. Todo lo malo no le pertenece aunque esté dentro de la iglesia.
Es el día de hoy que las sectas fundamentalistas aun dividen al mundo en dos: música de Dios y música del diablo; religión versus política; santidad versus mundanalidad… A estos abría que recordarle el encuentro profundo que tuvo Bonhoeffer con Dios dentro de la cárcel que lo llevó a decir que había visto más a Dios allí que en la congregación.
No hay santo ni profano; Dios se revela tanto denrto como fuera de la iglesia. Dios se revela en la historia.
Dice Juan que Dios “se hizo carne y habitó entre nosotros”. La palabra “habitar”, literalmente es “abrir su carpa[1] entre nosotros”. No armó un templo de piedra. Para habitar entre los hombres armó una carpa, porque Dios no es el Dios de lo estático, Dios es el Dios del camino.


[1] Carpa: tienda de campaña
[i] Stott, la nueva humanidad ediciones certeza pg. 89

Comentarios

Anónimo dijo…
Tan esclarecedor como siempre. Excelente.
Juan dijo…
¿porqué los insultos siempre se relacionan con enfermedades mentales?
Tarado, mogólico, imbécil...
son insultos que adjetivan no a quienes lo reciben sino a quienes lo dicen.
claudio dijo…
querido juan. Lo que decís es cierto, es discriminación insultar con motes de discapacitados.
Sin embargo, es posible que esa opinión surja de ignorar el significado de las palanras. No importa.
Lo que si puedo decirte es que yo no escribo hace tiempo porque estoy enfermo. Tengo una especie de estres que se llama síndrome de bournut. Es necesario respetar a la gente que tiene un problema. Jesús no se mofó de los enfermos y yo, personalmente voy a orar por quienes sufren aunque piensen diferente que yo.
Gracias a Dios para ser salvo no hay que pensar igual que claudio.
Y, volviendo al tema, los que piensan diferentes que yo no son ni tarados ni imbéciles, ni siquiera enemigos, sólo es gente que piensa diferente, nada mas.
Lo que me dice en privado del baby, bueno, es vecino mio, creo que es una forma de actuar, es cierto, muchos teólogos son Baby, pero sepa que la culpa la tiene el agredido, parece que hay muchos masoquistas...
Anónimo dijo…
es que hay muchos que se transforman en nazis - teológicos y si alguien piensa diferente es un estúpido que los tiene cansado y tienen el tupé de criticar hasta la iglesia en la que participan aunque no la conozcan.
claudio dijo…
es cierto,Yo entiendo, esa gente critica a la iglesia sólo porque no les da un espacio, pero en el fondo son mas fundamentalistas que pío XII pero ¿cómo acabamos con los canibales?
¿comiendolos a todos?

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