De teólogos de escritorios a hombres del camino

Cuando visité al hombre en su casa de Pergamino tenía 60 años y estaba postrado en su cama desde el nacimiento. Sin embargo se lo veía saludable, muy leído, con una gran cultura general.
Hablamos hasta que el ocaso nos dejó ciegos. Sin prender la luz, sin vernos las caras, tuve el coraje de preguntarle: ¿Qué fue lo que sucedió que lo dejó postrado?.
No, me dijo, no me pasó nada, sólo que antes de caminar quise saber bien las teorías de cómo se camina. Conocer los músculos, las articulaciones. Estudié física, anatomía, química. Leí libros enteros de locomoción, de mecánica, hasta de mística. Una vez que tuve la respuesta teórica de porqué y cómo el hombre camina, mis músculos se habían atrofiado y no tenían marcha atrás.

Cómo el hombre del cuento, hay muchos falsos teólogos que se sientan en su escritorio para estudiar la teoría del evangelio. Buscan las palabras en griego, hebreo, coiné. Se fijan qué dijo cual o tal teólogo (siempre europeo) y teorizan hasta sobre la praxis. Tanto teorizan que sus músculos espirituales se atrofian. Ese es el justo momento en que comienzan a criticar a los que caminan.

Claudio Cruces

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿CUÁL ES LA VERDADERA RELIGIÓN? (comentario teológico de gran profundidad)