Antropología teológica

Soy una astilla de tierra que vuelve
Hacia su antigua raíz mineral
[i]

El primer libro de la Biblia, en dos relatos distintos (Gñenesis 2:4b – 25 y Génesis 1:1 - 4:a) nos habla de un hombre creado a imagen y semejanza de Dios. Sin embargo, este hombre se diferencia de su creador precisamente porque fue creado.

El segundo relato nos habla de un hombre creado “como el polvo de la tierra”[ii] (2:7). En este sentido pues, el hombre se diferencia de su creador; el mundo en el que fue creado y del que fue tomado lo define. Es algo paradójico: aquello de lo que Dios prescinde al hombre lo define. El “no ser” de Dios, forma parte del “imago Dei”.

Es que el mundo y el tiempo son conceptos ontológicos. Podemos decir que no existiría hombre sin mundo, tampoco existiría el mundo sin el ser humano. No podemos definir al ser humano fuera del contexto del “polvo” del que fue tomado. Tampoco fuera del tiempo, del que podemos decir lo mismo: “no existe hombre sin tiempo como tampoco existe tiempo sin hombre”. “Mundo” y “tiempo” no son objetos que “desde afuera” ayudan a definir al ser humano, son componentes del ser creado por Dios a su imagen Por tanto debemos concluir que la única forma de arribar a un estudio antropológico serio es viendo al hombre como un ser histórico - contextual.

[i] Jaime Dávaloz, poeta salteño (argentina)
[ii] para ver porqué aquí se dice “como el polvo” y no “desde el polvo” puede consultarse el libro de S. Croatto “FORMO YAHVEH DIOS AL SER HUMANO COMO POLVO, DEL SUELO”. Editorial Lascasiana. Artículo publicado en su página web

Comentarios

Anónimo dijo…
"Yahvé Dios amasó al hombre con polvo del suelo, y sopló sobre sus narices aliento de vida; y resultó el hombre un ser vivo" (v.7).

Para entender esto, hay que tener en cuenta que a los antiguos siempre les había llamado la atención ver que poco tiempo después de muerta una persona, se convertía en polvo . Esta observación les llevó a imaginar que el cuerpo humano estaba fundamentalmente hecho de polvo. La idea se extendió por todo el mundo oriental, a tal punto que la encontramos manifiesta en la tradición de una mayoría de pueblos . Los babilonios, por ejemplo, contaban cómo sus dioses habían amasado con barro a los hombres; y los egipcios representaron en las paredes de sus templos a la divinidad amasando con arcilla al Faraón. Griegos y romanos compartían igualmente esta opinión.
Cuando el escritor sagrado quiso contar el origen del hombre, se basó en aquella misma creencia popular , pero agregó una novedad a su relato: el ser humano no es únicamente polvo: posee en su interior una chispa de vida que lo distingue de todos los demás seres vivos, porque al venirle de Dios, lo convierte en sagrado. Y no sólo sucede esto al rey o al Faraón, sino también al hombre de la calle, Eso quiso decir cuando contó que Dios "le sopló en la nariz". Empezaba, así a revolucionarse la concepción antropológica de la época.
Un saludo.
Talcual
claudio dijo…
Gracias Talcual. podríamos profundizar el tema verdaderamente revolucionario al que te referís cuando decís: Y no sólo sucede esto al rey o al Faraón, sino también al hombre de la calle
Un abrazo
Anónimo dijo…
Claro Claudio. Esa es una de las grandes novedades de la antropología hebrea. Ya no solo los reyesy los faraones proceden de Dios sino todos los hombres por igual..
La historia nos dice que los babilonios, por ejemplo, contaban cómo sus dioses habían amasado con barro a los hombres; y los egipcios representaron en las paredes de sus templos a la divinidad amasando con arcilla al Faraón. Griegos y romanos compartían igualmente esta opinión.
Cuando el escritor del Génesis tuvo la idea de escribir el origen del hombre aprovecho lo que conocia de sus vecinos, pero añadio algo revolucionario, la intervención divina para todos los hombres.
Un saludo. Talcual
claudio dijo…
cuanto necesitamos gente amplia y sabdora como vos
Gracias de nuevo

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